Cada vez más inversores se muestran preocupados por la inflación y la posible reacción de los bancos centrales para contenerla. Es cierto que el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) podría alcanzar el 2% en algún momento del año, pero este crecimiento de los precios será solo puntual, salvo sorpresas en los precios del petróleo.
Inversores, empresas e incluso familias temen que una mayor inflación intensifique el giro monetario del Banco Central Europeo (BCE). Varios miembros del Comité Ejecutivo del BCE están buscando la mínima excusa para argumentar una retirada drástica de los estímulos y comenzar a poner el punto de mira en las subidas de tipos de interés. Cuyas propuestas pueden endurecer las condiciones financieras a través de unos tipos de interés más altos, algo que estremece a inversores y agentes más endeudados.
La inflación no puede ser excusa
Hoy se ha publicado que la tasa de inflación interanual de la Eurozona se ha situado en febrero en el 1,2%. No obstante, este debería ser el mes en el que los precios han tocado suelo en este 2018, puesto que a partir de febrero entrará en juego la caída del petróleo que dio comienzo en marzo de 2017.
"A pesar del crecimiento económico y la baja tasa de paro, no hay signos de fortalecimiento de la inflación subyacente (sin energía, comida sin procesar, alcohol y tabaco)".
En febrero, el IPCA ha vuelto a ser del 1%, aunque en marzo esta tasa podría repuntar levemente por efectos estacionales , aumento de los precios de las vacaciones porque la Semana Santa es en marzo este año. La inflación debería retomar el rumbo del 1% en los siguientes meses.
"La tasa de paro tendrá que bajar mucho más en países como España antes de que los salarios comiencen a crecer con robustez. Además, teniendo en cuenta factores como la globalización o la digitalización, probablemente los sueldos tardarán en reaccionar más de lo presenciado en etapas anteriores", sentencian analistas del banco alemán.
Todos estos factores alejan la posibilidad de que la inflación subyacente se
acerque al 2% a corto plazo, por lo que las subidas de precios en la Eurozona serán puntuales, como ocurrió los primeros meses de 2017, cuando los precios llegaron al 2% en febrero, pero se fueron alejando de ese objetivo marcado por los bancos centrales hasta caer al 1,2% publicado hoy mismo por Eurostat.
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